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A veces me veo haciendo daño a alguien ¿Me estoy volviendo loco?

Por Carlos Serrano

No hace mucho tiempo, me encontraba con cierto amigo al cual hacía años que no veía. Estuvimos hablando de todo lo que nos había ocurrido en los últimos meses, recordando momentos y anécdotas. En un momento dado, comenzó a relatar un episodio que tuvo semanas antes de nuestra quedada; el cual,le produjo un terrible malestar que quiso compartir conmigo. Evidentemente le brindé la oportunidad de hacerlo. Mi amigo, esta vez, sin la sonrisa que tanto observé en el transcurso de la tarde me dijo “creo que quiero hacer daño a mi novia”. 

 

Cuando comenzó a relatar los hechos, me contó que se encontraba en la cocina tras desayunar con su pareja. De repente, cuando él empezó a colocar los cubiertos en la pila para luego fregarlos, le vino un pensamiento fugaz, invasivo y muy molesto cuando sostenía un cuchillo afilado. En ese pensamiento se veía así mismo clavando el cuchillo a su novia. Me contó que fue una sensación extraña aunque no era la primera vez que le pasaba. En otras ocasiones había sucedido algo parecido: a veces le venían pensamientos invasivos en los que empujaba a una persona a las vías del metro o incluso de él mismo saltando por la ventana de su casa. Esto le molestaba tanto que incluso a veces evitaba pasar detrás de una persona porque creía que podía llegar a golpearla. Este sentimiento era tan profundo y doloroso que llegó a cuestionar su estado mental, pensando que posiblemente en algún momento dado pudiese perder el control y acabar volviéndose un loco. De hecho, fue la pregunta que me hizo: “¿Me estoy volviendo loco?”.

¿Qué le ocurría a mi amigo?

A veces es muy normal tener estos pensamientos; la mayoría de personas solemos tenerlos a lo largo de nuestra vida, sobre todo en momentos de gran ansiedad o cuando nos encontramos en ciertos lugares como el metro o sosteniendo algunos objetos como un cuchillo o vemos una ventana abierta.

No obstante, para algunos, estos pueden resultar excesivamente desagradables, haciendo que eviten quedar con amigos, acudir a ciertos lugares como la cocina (donde abundan los cuchillos) o procedan al total aislamiento debido a la manera tan molesta en la que los perciben, creyendo que en algún momento pueden realmente perder el control.

 

Pero ¿por qué tenemos estos pensamientos?

Las personas estamos constantemente teniendo pensamientos espontáneos; resultan fundamentales para nosotros ya que nos ayudan a ser creativos, imaginativos y resolver problemas de nuestra vida. Pero en ocasiones a estos pensamientos repentinos les otorgamos mucha importancia o creemos que son inaceptables y que por lo tanto no deberíamos tenerlos. Aquí entra nuestra manera de responder ante el peligro, que nos genera una gran ansiedad, lo que nos lleva a querer evitarlos, controlarlos o eliminarlos. No obstante, el hecho de querer eliminar el pensamiento desagradable nos lleva a pensar en él. Recordad el pequeño juego de “no pienses en un elefante rosa”. Al decirnos esta frase, automáticamente nos imaginamos uno. Lo mismo pasa con los otros pensamientos como el de clavar un cuchillo o el de saltar por un puente cuando pasas cerca de uno. Creamos un “círculo vicioso”.

 

¿Entonces en algún momento podemos perder el control?

No, nunca. Aunque creamos que hay una mínima posibilidad, la realidad es que nunca se llevan a cabo. Pero aún así, algunas personas se lo cuestionan, y les genera miedo, pero es debido a la importancia que le dan a estos pensamientos, lo que hace que los intente evitar. Por lo tanto, el objetivo no es eliminarlos, sino darles otro significado, reducir la importancia que les damos así como la ansiedad que nos genera.

 No son síntomas psicóticos que digan que nos podemos volver locos, no son señales de que en algún momento se perderá el control, ni significa que seamos malas personas, no es nada de eso; solamente pensamientos, pensamientos y nada más. 

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